Bohemia (Cuba): Arnold August/Conocer la democracia cubana.

Defensa codo a codo, no desde las nubes

Texto: LUIS TOLEDO SANDE:

Bohemia, año 107, No. 7, 3 de abril de 2015

En este autor se combinan academia y vida, pensamiento y pulso, lucidez y limpieza. Arnold August es máster en ciencias políticas por la Universidad McGill, de Montreal —ciudad canadiense donde nació en 1944—, y entre sus temas, pasiones, sobresale Cuba. No se deja atrapar por la propaganda dolosa con que el imperio y sus cómplices inundan el mundo, sino que ha sabido adentrarse en la realidad de este país para contribuir a que sea rectamente conocida.

Su obra Democracy in Cuba and the 1997-98 Elections [Democracia en Cuba y las elecciones de 1997-1998] la publicó en La Habana, en 1999, la Editorial José Martí. Suyo es también Socialism and Elections [Socialismo y elecciones], capítulo del volumen colectivo Cuban Socialism in a New Century [Socialismo cubano en un nuevo siglo], puesto a circular en 2004 por la editorial de la Universidad de Florida en la serie Cuba Contemporánea, y preparado por John Kirk, otro canadiense buen amigo del pueblo cubano.

Cuba and Its Neighbours: Democracy in Motion, origen, en inglés, de Cuba y sus vecinos. Democracia en movimiento, apareció en 2013, editado por Fernwood Publishing y Zed Books, de Canadá y el Reino Unido, respectivamente, “con derecho a circulación en los Estados Unidos, donde hay gran interés en el tema: es donde más se ha vendido hasta ahora el libro”, afirma el autor en diálogo con Bohemia.

El volumen —que pronto una editorial progresista de Corea del Sur reprodujo en la lengua de ese país, y que para Ciencias Sociales, de La Habana, tradujo Mario Medina González al español— corona más de medio centenar de artículos escritos por August entre 2007 y 2013. Son algunos de los que ha dedicado a tratar asimismo otros temas relacionados con la América Latina. En no pocos defendió, hasta el triunfo total de esa causa, la liberación de Los Cinco, a quienes se hizo pagar injusta prisión en los Estados Unidos.

Esos textos circularon en inglés, español y francés en varios sitios digitales. Añádanse numerosas entrevistas en emisoras de radio alternativas de los Estados Unidos y de Canadá, y conferencias ofrecidas durante más de 15 años en universidades de esas naciones, así como de Puerto Rico, Europa y Cuba. Aun sin contar su presencia este año en nuestra Feria Internacional del Libro, donde se presentó la obra que saludamos, sobrarían motivos para la entrevista que ya viene nutriendo estos comentarios.

—Aunque, más que de fechas, su actitud hacia Cuba es cuestión de intensidades conceptuales y afectivas, surge una pregunta: ¿de cuándo datan sus vínculos con este país, cómo surgieron?

—En mis años de estudiante universitario, los 60, en Canadá la defensa de Cuba era un punto crucial. La visité por primera vez en 1991, y desde 1997 estoy concentrado en ella. Para escribir mi libro sobre las elecciones de 1997-1998 y la democracia en este país, pasé aquí cerca de año y medio investigando, y viviendo como un cubano más.

—Después de tanto buscar y meditar sobre Cuba, ¿cómo la ve ahora?

—En esta Feria he pasado horas frente a los stands, y he visto con mis propios ojos la cantidad, la calidad y la diversidad de los libros publicados en el país. Me ha impactado que la Revolución Cubana sea, o siga siendo, un productor de la educación, la conciencia, el conocimiento no solamente para los cubanos, sino para el mundo. Esa es una sola entre las características de la Revolución, pero encarna su importancia para mí. No merece pasar inadvertida.

—¿Tiene una noción segura de cómo se valora en la propia Cuba el modelo político que aquí se desarrolla?

—No soy un apologista del sistema político cubano, y no presento como ideal el camino de Cuba hacia la democracia. Pero tampoco estoy interesado en criticarlo. No me considero, como otros muchos autores extranjeros, un “asesor” de los cubanos. Sí creo que hay muchos y muchas en el Poder Popular, en las universidades, en la prensa, que tienen una visión realista y la mirada puesta en cómo mejorar su sistema político, manteniendo el orden constitucional establecido por el referéndum de 1976. Estoy de acuerdo con esos cubanos.

“En Cuba hay un gran debate, serio, sobre la forma de alcanzar ese mejoramiento. Mi libro abre sus páginas como parte de ese debate. Creo que debería haber más publicaciones de ese corte. Por lo que sé —puedo estar equivocado—, no hay en la Feria otro libro que se ocupe de ese sistema y de las tendencias electorales.”

—Se centra en Cuba, pero el título del libro señala también otros lares.

—Cuba es el principal país examinado, pero no el único. Sus vecinos que analizo son, por una parte, Venezuela, Bolivia y Ecuador, igualmente, como ella, ejemplos positivos de democracia en la verdadera naturaleza de esta, que es encarnar el poder del pueblo; otro vecino —harto diferente, como se sabe— son los Estados Unidos. El subtítulo Democracia en movimiento expresa que no la considero una estructura fija, sino que debe ser evaluada y medida en su dinámica, y ver si el sistema político en que se ubica la hace realmente participativa.

“Si nos fijamos, por ejemplo, en los hechos de Venezuela hoy día, podemos ver que la participación del pueblo en la defensa de su propia soberanía y la democracia es vital. Me refiero al caso de Venezuela también porque, gracias a lo acordado con Ciencias Sociales, editorial cubana que publicó el libro, podemos entregar la versión en español a casas editoras de otros países. Hay distintas posibilidades, y estamos en contacto con los venezolanos. En el libro el ejemplo de la democracia participativa y el legado de Hugo Chávez tienen un lugar especial.”

—¿Qué añadiría ahora sobre la democracia cubana, en sí misma y en relación con otros modelos que se promocionan en el mundo?

—Para ser franco, no es posible contestarle en una entrevista. A las personas interesadas las invito a leer el libro.

Al presentar esa obra en la Feria, Ricardo Alarcón de Quesada, su prologuista, y profundo conocedor del tema, elogió al autor por la seriedad de la investigación, y por su honradez intelectual. Arnold August es miembro de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, por sus siglas en inglés), de la Asociación Canadiense de Estudios Latinoamericanos y del Caribe (ACELC) y de la Cátedra de Investigaciones de la Universidad de Nottingham, Gran Bretaña. En 2013 recibió la más alta condecoración que la Unión de Periodistas de Cuba otorga a colegas nacionales y de otros países, la Félix Elmuza.

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